domingo, 27 de septiembre de 2009

Otros poemas / Gilberta Anatonia Caron

Otros poemas / Gilberta Anatonia Caron


Lanza flechas radiantes hacia un futuro incierto

deja deslizar un amarillo ardiente sol
sobre viejos moldes de la plenitud perdida
sobre las huellas que la noche hundió en tu corazón

-afuera el día se inflama de dorada luz y vive-
y todas las cosas se voltean amorosas hacia el sí

¿no destejiste ya suficiente azul en la tristeza?
¿y no te cansaste de subir y bajar escaleras del dolor?

tu vida es un milagro aún en la prisión más consistente
y tu amor es una fuente de la que beben los días por venir

invita a la alegría a bailar sobre tu mesa
con sus alocados zapatos que derraman vino y flores
invita a la estupenda risa
a pavonearse en tus espejos
libera los colores destruye los silencios

lanza flechas radiantes hacia un futuro incierto
y esfuma las cenizas del ayer que ya no volverá

al fin y al cabo en tan fácil volverse indiferente
como es tan próximo vivir!

a solas con tu corazón
a solas con tu corazón
mientras la lluvia resbala por los cristales de las casas
los diarios destiñen azul sobre los desagües y las alcantarillas
y en las terrazas, el viento que resopla endemoniado arquea las antenas

a solas con tu corazón
mientras un diluvio arrebatado y febril se desmorona sobre el mundo
-y sin embargo sobre la ventana de mi cuarto-
una gota de agua sobre otra
tan idénticas

a solas con tu corazón
y demasiada belleza abandonada
y demasiadas rosas en la mesa

y todo este tesoro iluminado y único
-que fuera nuestro amor-
un ciempiés tan lento como pegajoso que surca silencioso mi tristeza

a solas con tu corazón
s solas con mi corazón

mientras el amor se aleja en alados pies de fugitivo
“¿Cómo es que no me han seguido?” “¡Idiotas!”
y ya no nos espera!

Cuando el tiempo llegue
sola y resplandeciendo en una habitación vacía
tu memoria da vueltas y vueltas
y cae en picada sobre mí

recuerda
-cuando el tiempo llegue-
todas las palabras que terminan por moldear una verdad

por el momento
cada uno continúa reptando en el camino de sus pensamientos
dando tiempo a su corazón
entendimiento a su cabeza

aunque estas dos cosas se muevan en mí
con todo lo que se mueve
y en la geografía absurda de todo lo que no es tu cuerpo
continúe dibujando cada noche
/nuevos malditos planes de evasión.

el destierro de tus ojos de mí
qué argumento tiene la tristeza para articular tu nombre con la noche
en las bocas cerradas de los subtes
en las cúpulas mudas de santuarios

qué sedentaria forma te arrastra por calles y avenidas
murmurando el destierro de tus ojos de mí

qué movimiento absurdo te libera del aire frotándose en las hojas
y te trae hasta mi oído en un susurro calmo
de dulce lengua hiriente

qué insensata maniobra del sol sobre las flores
te impregna de colores tan vivos y tan fuertes
cuando en mi memoria me dolés en blanco fugitivo
en negro temerario
y en amarillo muerte

qué palabras existen más allá de mí para nombrarte
si nadie ha visto que te has ido
y por la más lejana puerta de mi corazón ya habías salido
antes que el remoto y diestro tallador del tiempo
te diera el nuevo rostro enmascarado
para vagar lejano en el jardín de los ausentes

si me preguntás
es un extraño trepidar de mi alma en un día de victoriosa luz anochecido
si me preguntás
es nada donde había todo
y donde antes era el amor es el olvido.

llama
ayer viniste
estamos a mediados de diciembre
he hicimos contacto nuevamente

hemos bebido juntos hasta el amanecer
y me hablaste de todas esas cosas
secretas y profundas de tu corazón

mientras brillaban tus grandes ojos
y sostenías cigarrillos o me mirabas

y entonces volvimos a sentir esa llama misteriosa
y cada vez que ocurre
pensamos en el amor
juntos o separados
a través de todo
de los días los años otros cuerpos otras almas
y hasta la torpeza de nuestro propio corazón.

sábado
sábado
escribo palabras mientras te amo
rodeada de libros
con páginas marcadas

y todas esas otras marcas
olvidadas en mi corazón

sábado
llueve con sol

y pienso en la ilusión
y en la muerte.


Sobre la noche de los dos
(Y siempre hay otro río que cruzar, mi amor)

luz de cielo pizarra ebria y flotante
el atardecer esta borracho de luz crepuscular

un paseo por el vecindario atravesando sábanas de agua
mientras muy arriba
los rayos serpentean en arcos voltaicos sobre mi cabeza

las nubes soplan polvo rosado sobre mi cara húmeda
y pienso que “siempre hay otro río que cruzar, mi amor”.

mientras me palpita en las sienes la idea de tu cuerpo
y quisiera desplomarme ya en tu cama como una enorme fruta

los perros entornan párpados de lluvia y se ovillan en las puertas
las casas se esfuman como peces en un acuario turbio

la calle punteada de luces, rayada de vetas de un cielo desplomado
los autos resoplan en el empedrado y se escabullen
“y siempre hay otro río que cruzar, mi amor”.

un hombre con voz de claxon se inclina y revuelve en la basura
-un viejo de miembros secos y cara de remolacha-
mientras tu imagen cruza mi cabeza como un “shunt”

y recuerdo remolinos de palabras desvistiendo la miseria:
lo que abajo quedaba era el amor.

ahora camino la soledad brillante
que trepida en los faros de los coches
(mi corazón agazapado como un gato)

mientras las veredas estiran su gigante lengua, de beso roído y dulce
y mis pasos se espacian y fluyen en larga cinta
sobre la noche de los dos…

A un pobre gato enfermo
era un pobre gato muy enfermo
y acurrucado en plena Florida, en el umbral del City Bank

era un hermoso día de enloquecido sol
los paragolpes plateados de los autos relumbraban como recién pulidos
y el cielo estaba más intenso que el azul de la etiqueta de Gitannes

la gente pasaba en ráfagas y remolinos a su alrededor
una multitud en celo a mediodía
con maletines y trajes
y rozándose en un frenesí de celulares y computadoras y chaquetas

sonaba Frank Sinatra desde una galería
-como siempre tan relajado y sensual con su New York New York-
y había un deslumbrante Mercedes blanco
aparcado a pocos metros

todo era normal
y hasta fabuloso
todo menos el pobre animalito que cerraba sus ojos
y apenas podía mover su horrible cabeza

ahora es de noche
y las estrellas se apiñan brillantes
en lo alto de ese mismo cielo pero anochecido

y por alguna razón que no comprendo
de pronto te amo –pequeño gato enfermo y solitario-
luchando solo e ignorado por la multitud

supongo que ya habrás muerto
o tal vez aún agonizas

pero haremos algo: donde sea que estés escúchame
te leeré palabras del viejo Bukowski -que seguramente entenderás-
y también te daré un mensaje para Dios:

dile que se convenza: por más fe que se tenga no existe un remedio para los corazones rotos

porque ni siquiera es peor que te encandilen
-de golpe y frente- los ojos de la muerte
a tener que sofocar en la memoria los besos y las risas
de lo que ha sido un gran amor

(no te preocupes pequeño gato)
porque ni siquiera la muerte es tan dolorosa y cruel como el olvido

(y no hay nada más triste que un día con cielo turquesa de Gitannes
mientras adentro se barren las cenizas del amor)

7 comentarios:

  1. El poema a un gato enfermo: en el poema, la combinación de colores y movimientos que captaste de esa parte de la ciudad es maravillosa. Y el final es muy bueno. Sos muy bonita :)

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  2. Tus poemas tienen una terrible combinación:dulzura,ternura y crueldad y con un uso de las palabras que también combina imágenes descriptivas casi exageradas con otras que caen a pique como un hielo o un tizón y lastiman despiadadamente. Es decir que se parecen a la vida porque tienen algo de impredecible.Maravillosos, por lo tanto y gracias.

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  3. Bueno, la verdad es que eres poeta! Y cómo! Tus poemas tienen gran temperamento y belleza!Y lo crudo que puedan tener aun sigue siendo bello! felicitaciones desde Barcelona, Anton

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  4. me gustaron mucho tus poemas tambien!!!

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  5. Gilberta me gustan mucho tus poemas. Ramiro

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  6. Gracias por tan lindos comentarios, subiré pronto algunos poemas nuevos!!

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