martes, 26 de abril de 2011

Crónicas literarias de viajeros: Nueva York




Nueva York

Textos y fotos de Gilberta Anatonia Caron

“Manhattan sur y el puerto. Mediodía. Un cielo de estaño se desploma sobre los gigantes de vidrio, acero y hormigón. Como una descomunal maqueta lograda a la perfección, la metrópolis se hunde en un sueño fantástico. Lejos, la eterna sonámbula surge de la neblina y eleva su antorcha hacia lo alto. Más abajo, un ferry se desliza lento, como un pañuelo rojo abandonado sobre el Hudson. Cerca de la costa flota el aroma de marismas y el agua espumea sobre los tablones astillados. Sobre una caja de fruta abandonada sobre el muelle, las gaviotas picotean graciosas con mecanismo de reloj cucú…”

"Una chica pasó a mi lado cruzando la quinta avenida y hubo un instante en que nuestras miradas se encontraron. Me observó de una manera que yo interpreté "Me alegro por ti, porque te ves feliz". En una esquina aspiré el aire tan fresco y me dije qué es la dicha sino son esos días en los que uno tiene esperanzas y deseos en el corazón. Aguardaba en la acera a que el semáforo cambiara y levanté la vista. "Si tuviese alas, volaría bien alto. Me posaría en la azotea de algunos de esos rascacielos”. Algo pasaba, de seguro. Algún golpe acertado sobre mi maquinaria que hacía que me llamara el futuro y no el pasado lamiéndome la espalda y pidiéndome que gire la cabeza una vez más."

"...Edificios como cohetes en sus plataformas a poco de ser lanzados al espacio. Edificios que se vuelven criaturas vivientes a fuerza de ser venerados una y otra vez por los ojos que los miran. Los rascacielos como símbolos cósmicos, fabulosos tótems de vidrio y acero fundido, figuras religiosas que acercan la ciudad hasta los dioses…”

"De pronto vi algo que se movía sobre el agua del East River. Deseé que fuera un pez. "Sería divertido ver un pez aquí", me dije. Pero no: una botella de whisky vacía se mostró un segundo sobre la superficie, coleteó un par de veces con un movimiento pendular y luego desapareció tras una ola como si en un impulso humano se arrojara bajo ella. Mientras pensaba qué bien se estaba en esa soledad, en algún momento la sombra de un rascacielos se montó arriba del disco de la luna y caló su negra silueta en el amarillo igual que un dibujo acuñado sobre una moneda."

"..Atardecer en el Seaport. Muelle 17. Humo de remolcadores y cielos de pizarra. La luz dorada del ocaso resbala sobre una muralla de bancos detrás de la autopista: El National Westminster a rayas en bordeaux y gris como el estampado de un pijama, verde cristalino para el City Bank y un sombrerito oscuro para el Morgan. Barcos, remolcadores, ferryboats. Al atardecer las gaviotas empapan sus alas en la bruma y luego dibujan espirales hacia el sol. Mástiles y humo se esfuman en un cielo de crema azul batida. La luz se escapa y se encienden las brillantes colinas de una ciudad eléctrica. Sobre el agua vidriosa del East River, el viejo puente se engalana como una glorieta de luces y estira sus metálicos brazos uniendo el cemento caliente de Manhattan con las arboledas dormidas de los Brooklyn Heights…”

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4 comentarios:

  1. Hola, tanto las palabras como las fotos son pura magia (muy literario)pero describiendo muy bien a New York. Muy lindo, te felicito!J

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  2. muy lindas descripciones y las fotos muy magicas

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  3. que belleza la descripcion del atardecer sobre el seaport "cielo de crema azul batidA" ME ENCANTA

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